
A los sesenta
A mi querido Viejo :
Vivo con mis dolores y la mujer de siempre
Y habito nuevos días a los sesenta años.
Hablo menos que entonces y sólo guardo y creo
en algunos principios ya lejanos y ajenos.
La rabia de los días es ahora un recuerdo
Que, a veces, me permite saber que no fui ángel
ni tampoco el demonio que hubiera deseado
o el canalla de barrio que soñé tantas noches.
Ahora, como el buen Manuel dijo, “estoy
malo y no bebo lo que han dicho que bebía”.
Ya no tengo pasiones que pueda llamar mías
aunque en ocasiones vengan mordiscos del pasado.
Si sumo las preguntas, fueron más las respuestas
que nunca llegaron y ahora tengo más dudas.
El futuro es un barco atracado en la noche
y el pasado una fruta que devoré sin hambre.
Duermo poco y no sueño. Sólo de cuando en cuando
me vienen viejos nombres como un licor muy dulce
y siento por el pecho subir la borrachera
de unos besos que fueron madrugada de azúcar.
Escucho todavía promesas incumplidas
y siento que hay un niño en el fondo del pecho
que me pregunta siempre por aquellos amigos
que ya no he vuelto a ver o que nunca existieron.
No tengo biografía. En mis hijos se añade
la pasión por la vida al suave latigazo
de haber vivido, en fin, las horas y el pecado
de ser un segundo la palabra perdida.
Rodolfo Serrano
A mi querido Viejo :
Vivo con mis dolores y la mujer de siempre
Y habito nuevos días a los sesenta años.
Hablo menos que entonces y sólo guardo y creo
en algunos principios ya lejanos y ajenos.
La rabia de los días es ahora un recuerdo
Que, a veces, me permite saber que no fui ángel
ni tampoco el demonio que hubiera deseado
o el canalla de barrio que soñé tantas noches.
Ahora, como el buen Manuel dijo, “estoy
malo y no bebo lo que han dicho que bebía”.
Ya no tengo pasiones que pueda llamar mías
aunque en ocasiones vengan mordiscos del pasado.
Si sumo las preguntas, fueron más las respuestas
que nunca llegaron y ahora tengo más dudas.
El futuro es un barco atracado en la noche
y el pasado una fruta que devoré sin hambre.
Duermo poco y no sueño. Sólo de cuando en cuando
me vienen viejos nombres como un licor muy dulce
y siento por el pecho subir la borrachera
de unos besos que fueron madrugada de azúcar.
Escucho todavía promesas incumplidas
y siento que hay un niño en el fondo del pecho
que me pregunta siempre por aquellos amigos
que ya no he vuelto a ver o que nunca existieron.
No tengo biografía. En mis hijos se añade
la pasión por la vida al suave latigazo
de haber vivido, en fin, las horas y el pecado
de ser un segundo la palabra perdida.
Rodolfo Serrano
Este fin de semana pude cumplir uno de los deseos de mi padre, invitarlo a ver a su cantautor predilecto tocar en vivo, asique le compre los pasajes y se vino para Buenos Aires ...
Vi brillar los ojos cansados de mi viejo, oi como se le quebraba la voz, y me senti feliz de poder devolverle al menos una pisca de todo lo que el, junto a mi madre han hecho por mi.-
Tuve la suerte de encontrarme con un poema de Rodolfo Serrano, y ni bien lo lei, se llenaron de lagrimas mis ojos y por momentos pense que estaba escrito para mi padre, es por eso , que me tome el atrevimiento de publicarlo, cambiar la dedicatoria del poema y regalarselo a mi Viejo, mi querido Viejo
El viernes en el concierto, afortunadamente, senti que aun hay un niño en el pecho de mi padre.
"...De vez en cuando la vida se nos brinda en cueros y nos regala un sueño tan escurridizo que hay que andarlo de puntillas por no romper el hechizo..." ( De vez en cuando la vida. Joan Manuel Serrat)